Todos, alguna vez, hemos soñado con un mundo justo, donde el malo sea castigado y el bueno recompensado por sus buenas obras, pero ¿qué es bueno y qué es malo?
Una vez estaba que echaba chispas, quería que Dios tomara un rayo y partiera en mil pedazos a las personas que me habían hecho daño o que “no me hacían gracia”. Un amigo, en su afán de darme aliento o esperanza, me dijo “Luisa, no te preocupés, hay un Dios que todo lo ve”, y creí que del Todopoderoso vendría la “venganza jodida”.
No hay tal cosa, querido lector, Dios es puro amor, y si creemos que Él le mandará una mortal epidemia a aquella persona que poco nos favorece el hígado, o le torcerá el pie a aquella que nos hizo sentir mal; o enviará desgracias a esas personas despiadadas… no, no es así.
De Dios no viene la venganza, porque simplemente Él no piensa como nosotros, no es humano, Él es divino. Sin embargo, no pierda toda la esperanza, confíe en la ley de la siembra y la cosecha: “Todo lo que sembramos, eso cosechamos”. Esto es más que suficiente a esperar que el Ojo Divino esté ensañado contra aquellos que nos dañan, desesperan o irritan.
Ciertamente, jamás nadie ha cosechado flores cuando sembró chichicaste, eso es imposible. Confíe en ello, yo trato de hacerlo y, afortunadamente, poco a poco he dejado de torturar a mis “ofensores” en el cuadrilátero de mi imaginación.
También recuerde dónde estamos parados.
Epicteto, un filósofo que vivió hace 2 mil años, dijo algo muy cierto: "Antes de realizar cualquier acción, ten en claro la clase de acción que estás por realizar. Si has resuelto ir al baño público, recuerda las cosas que generalmente suceden en esos baños: algunas personas salpican con agua, otros se empujan, algunas utilizan un lenguaje impropio y otros roban. Por consiguiente, realizarás esta acción de un modo más seguro si te dices: ‘Iré al baño público, pero mantendré mi mente de acuerdo con el modo natural de vivir que me he propuesto’. Procede así en todo lo que emprendas; porque de este modo, si te sucede algún inconveniente durante el baño podrás decir con firmeza: ‘No he venido tan sólo a bañarme, sino también a mantener mi mente en un estado conforme a la naturaleza y no podría hacerlo si permito que me alteren las cosas que aquí suceden’.”
Así pues, estamos viviendo en un mundo donde lo más seguro es que nos topemos con personas contrarias a nuestros valores y pensamientos; que nos harán llorar o pasar momentos amargos.
Lo dejo con esta frase de un reconocido conferencista mexicano: “La venganza es tragarse el veneno con la esperanza de que el otro se muera”. Acaso… ¿se está envenenando?